La Iglesia de Santa María de los Valles
No hay fecha exacta de cuando empezó el culto a esta iglesia que fue reconstruida aproximadamente en el año 1390. La construcción de la iglesia, de estilo gótico, tiene tres fases. La primera consta de una nave principal de planta rectangular con la torre y el coro a sus pies. En la segunda se hizo la puerta en el Sureste y se amplió la nueva nave, para lo cual fue necesario abrir un arco en la pared de la nave principal y del mismo modo se engrosó los muros, teniendo la mitad de ellos antiguos y la otra mitad nuevos. En la tercera fase, entre los años 1764 y 1766, la puerta fue tapiada pasando a ser la pared Oeste de la nueva Sacristía, quedando de esta manera los contrafuertes de la iglesia dentro de la propia sacristía. No es posible narrar las innumerables maravillas, que por intercesión de esta santísima Madre y Señora de los Valles ha obrado Dios en sus devotos, después de 600 años, según la tradición se apareció en este sitio, concretamente en una especie de cueva o gruta que posteriormente, concretamente en el año 1655, se convirtió en la cueva capilla de Santa María de los Valles. La venerada imagen de Nuestra Señora de los Valles, tiene rasgos significativos del románico sin alcanzar el naturalismo del gótico. Corresponde al siglo XIII-XIV. Es una virgen sedente con rostro románico inexpresivo, el velo se adapta a la cabeza sin plegados, no dejando ver el cabello, ajustándose la cabeza a la corona. En la mano derecha lleva un atributo, presumiblemente una esfera, haciendo alusión a la bola del mundo. Túnica dorada, con cuello circular ajustado. Las mangas también son ajustadas al igual que el cuerpo. El manto adopta la disposición típica de las imágenes góticas, bordea el brazo derecho y cruza hacia el izquierdo. Presenta indicios de que ha sido serrada para vestirla. El niño aparece en el centro de su regazo, ajeno a esta, sin la típica corona, aunque la tuvo en su día, vestido con túnica y descalzo. Los pies desnudos son signos por los que se reconoce a Dios y a los Apóstoles, con la mano derecha en actitud de bendecir. Contigua a la Cueva-Capilla de Santa María de los Valles, aún existe otra en la que se rindió culto al Cristo de los Trabajos, se destruyó en el año 1726, siendo Prior el R.P. Fr. Manuel Escudero, natural de Nava de Roa, e hizo una hermosa reja que tuvo hasta la desamortización. Muchos son los bienes y propiedades que tenían los monjes en el monasterio, enfrente de la cuevas de Nuestra Señora de los Valles y del Cristo de los Trabajos se encontraba el Altar de Santa Teresa que ocupó el colateral derecho de la Iglesia, actualmente la imagen de Santa Teresa ocupa el ático de otro altar de la iglesia de Torresandino, adyacente al de Nuestra Señora de los Valles. Otro de los altares es el de San Miguel cuya imagen fue dada por un bienhechor en el año 1745 pero la pagó la Comunidad en su totalidad, pagaron 600 reales. Otros inmuebles son el coro del que solamente han quedado de él las hercúleas columnas donde se sostenía testigo de los salmos monacales, un órgano que en la carta cuenta del estado temporal del convento desde 1777 hasta el día 22 de mayo de 1781 que se celebró en Valdemoro especifica que se gastaron 6.900 reales en un órgano y tribuna. Con respecto a la sacristía que ocupa el ala derecha del templo y que a pesar del deterioro, es la pieza mejor conservada del monasterio.El Blasón del Convento
El blasón del convento de Santa María de los Valles se encuentra hoy en una de las columnas que sostenían el coro, en el Libro Becerro nuevo y en uno de los tres altares existentes en la iglesia de Torresandino. Este escudo es la representación permanente de esta sagrada institución. Presenta campo de plata con monte de sable, con tres estrellas: dos en jefe, sable sobre plata, y una en punta, plata sobre sable. Este escudo posee corona ducal de siete florones, representando a la corona de la Virgen, que llevó en sus sienes. Carece de espada de fuego y de la leyenda que suele decir: “Zelo Zetatus pro Domino Deo exercitum” El escudo en su origen debió ser simplicísimo en su composición. Se intentó que fuese especial, a su vez común a todos los miembros de la Orden y estable a todos los tiempos, pero esta circunstancia varió en al transcurso de los tiempos. Los carmelitas de los siglos XIV y XV trataban de expresar en los muros de las iglesias y claustros al igual que en los pergaminos de los libros la doble idea que dio origen al Carmen: María y Elías. Es bastante difícil precisar exactamente el origen del blasón de los carmelitas y señalar en que época ha sido adoptado por la Orden, pero todo conduce a creer que esto fue en el inicio del siglo XII, cuando la primera cruzada llevó a Tierra Santa, cuna de la Orden a esas multitudes europeas, que se distinguían entre ellas con ciertos signos, y por ciertos colores propios de cada familia. En este escudo las dos estrellas superiores representan a San Elías y a San Eliseo, y la inferior representa a la Virgen. El blasón del monasterio de Santa María de los Valles no es similar al de la provincia de Castilla Carmelitana, pues este último consta de un castillo apuntado, dos estrellas en jefe, una a cada lado, rematado por una corona ducal, orlado por una palma y un ángel a cada lado sosteniendo la corona. Consta igualmente de una inscripción que dice: “Provincia Castellae Ordini Carmelita” El blasón que brilló en la Capilla Mayor del convento de los Valles correspondía a los condes de Castrillo, Patronos del convento. Constaba de campo de oro, dos lobos de sable pasantes y cebados de plata.
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